Imposible no despedir al Diego.
Cualquier argentino, le guste el futbol o no, gracias a El vivio momentos de alegría epica.
Y por esas cosas que tiene el futbol siempre nos toco estar en la tribuna de enfrente cuando nos enfrentamos en los torneos locales.
Solo pudimos disfrutarlo como propio en la Selección.
Sin embargo eso, no impidió que
reconozcamos su incomparable talento cuando nos toco competir.
Lo sufrimos en algunas oportunidades y en otras logramos neutralizarlo.
Y como en estos momentos, siempre se recuerda a los protagonistas por sus máximos logros, preferimos ir en contra de la corriente ( una vez mas…) y recordar un memorable partido donde lo enfrentamos en la cancha de Atlanta, pero haciendo el Bicho de local durante el inolvidable torneo del Metropolitano 80, donde disfrutamos al equipazo del Polaco Cap.
Las estadísticas diran que fue un aspero 0/0 pero sin embargo conto con algunos aditamentos excepcionales.
Por aquella época, mucho se hablaba de la manera de “parar” o evitar las habilidades del Pelusa. La prensa especializada lo consideraba casi imposible a no ser con tácticas ilícitas.
Platense debía visitar a Argentinos que venia entonado peleando la punta con nosotros y River.
Y el Polaco Cap saco un conejo de la galera, utilizando algo que no solia hacer.
Marca personal sobre el 10 a cargo de Picerni y la salida de un delantero ( en aquella época era casi inamovible la utilización del 4/3/3) para agregar a Mancinelli como cuarto volante quien se turnaba con Carlitos para el seguimiento de Diego.
Con este simple argumento aunque los Bichitos tenían al Pelusa y al Mono Petti juntos ( nobleza obliga,, nuestro ídolo entro a la cancha pero no jugo, ni la toco) se le corto el circuito a los de La Paternal pero, lo mas digno, fue que sin pegar ni una sola patada ni recurrir a ninguna deslealtad.
Solo con disciplina táctica y mucha entrega.
Con armas licitas, apelando a lo propio, le sirvió al Calamar para rescatar un punto dificilismo de visitante y continuar entreverado hasta la ultima fecha en la lucha del Subcampeonato.
El propio Diego reconoció que no supo quebrar la teleraña calamar y no pudo jugar como sabia.
Pero lo hizo con sinceridad, sin apelar al llanto.
Vaya entonces nuestro sentido homenaje al mejor jugador junto al Mono Petti que hemos visto en una cancha recordándolo en un partido donde no brillo, ni siquera pudo desequilibar, pero se la banco estoicamente.
Por suerte, como argentinos después lo pudimos disfrutar en muchas mejores perfomances a lo largo de los años con la Celeste y Blanca.
Adios Diego, con vos se va toda la belleza y la heroicidad que un deporte como el futbol sabe brindar a los espectadores.
Nuestro respeto como Calamares, a quien siempre fue un Rival pero el mas respetado de la historia.